Saltillo floreció rodeado de más de seiscientos manantiales o “saltos” de agua, de ahí su nombre.
Hoy la realidad es diferente, los manantiales ya no están y la población crece y consume cada vez más agua; aún hay tiempo para cambiar nuestros hábitos y enderezar el futuro.
¡Hagamos conciencia, cuidemos el agua!
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